Cuidado

Cuidado, el mundo es peligroso, ándate con ojo.
Cuidado, tienes que tomar una decisión apresurada y por cierto, no es por incordiarte, pero podrá influir en tu futuro.
Cuidado, la gente pensará cosas a cerca de ti y por cierto, más te vale que sean buenas.
Cuidado, tienes un examen la semana que viene y por cierto, aún no has empezado a estudiar, ¿a qué estas esperando? ¡Las cosas no se regalan!
Cuidado, vas a hacer algo que no está considerado como adecuado socialmente, ¿eres consciente de las consecuencias?
Cuidado, no comas tanto, ¡vas a engordar! Por si no lo sabías en este mundo está más valorada tu talla de pantalón que tu talla de cerebro.
Cuidado, puedes hacer el ridículo si vas así vestido, ¿lo sabías?
Cuidado, tu amigo va a hacer una cosa que tú no tenías planeado hacer, ¿no te sientes presionado? ¡Deberías estarlo!
Cuidado, esa manera de pensar puede generarte enemigos, por si no lo sabías, los pensamientos ya vienen de fábrica, no deberías ser capaz de crearlos.
Cuidado, si no haces lo que todos los jóvenes de tu edad hacen, serás considerado un ‘’rarito’’, ¿te gustaría? ¡No creo que te sintieras muy a gusto!
Cuidado, tienes que ir planteando tu futuro, ¿qué te gustaría estudiar? ¡Eso no tienen ninguna salida!
Pero, ¿por qué lloras? ¡No te he dicho nada malo!
¡Te agobias muy fácilmente!
¡Con esa actitud tan negativa no vas a llegar a ningún lado!
…¡BASTA!
Vivir con una sensación de ahogo constante no es fácil, las preocupaciones invaden hasta el último lugar de tu cuerpo. No se llega a estar realmente tranquilo en ningún sitio, siempre aparecerá algún inconveniente, algún peligro acechante.  Lo peor de todo es no poder remediarlo. El sentirte culpable forma parte de tu rutina y se convierte en aún más doloroso cuando la persona que te culpa eres tú mismo.

Supongo que no tengo elección, quizás sea cuestión de genética, quizás sea cuestión de personalidad. El caso es que no me consigo liberar, cuando parece que todo va viento en popa, la realidad me golpea, quizás sea una realidad que solo veo yo, pero es mi realidad y, admito, que desearía que no lo fuera, porque vivir así puede llegar a ser insufrible. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

No me pidas que me calme

Mirada oscura